0. El Loco

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El alegre peregrino

Palabras clave

Desorientación, energía en bruto, esencia, imitación, inconsciente, indefinición, inexperiencia, iniciación, libertad, niño, pureza, renovación, ser, viaje.

Simbología

El Loco se dispone a hacer su viaje. Ahora mismo es todo alegría y pureza, es la energía en bruto que al caer por el precipicio empezará a cobrar forma, y esto nos lo dice bailando; solo el Mundo baila también.

Va vestido con una camisa interior blanca que simboliza su estado de pureza, pero sobre ella lleva una túnica florida con motivos vegetales, que aluden al hecho de que el Loco se verá afectado en su viaje por todo aquello que afecta a los organismos vivientes, y seguirá su evolución: germinación, brotes, crecimiento, floración, frutos, decadencia y nueva germinación.

Dharma_Wheel.svgTambién en la túnica lleva unas ruedas amarillas con ocho ejes rojos, que es un símbolo budista que se conoce como dharmacakra (rueda del darma) y que representa al noble camino polifacético que conduce al estado de cese del sufrimiento conocido como nirvana. Se supone que el Loco se dispone a realizar ese camino, y por eso va a precipitarse por el precipicio, pues es necesario un cambio de vida radical.

El movimiento, tanto de su pelo como del traje, así como el fondo amarillo aluden al elemento aire, que equivale al intelecto. El amarillo en particular se refiere al superconsciente o consciencia iluminada, propia de quien ha “despertado” a la auténtica realidad mediante su unión con Dios. Otro posible símbolo que alude a este elemento es el ave dibujada en la bolsa, aunque no se distingue si es un ave u otra cosa, y la pluma roja. Todo esto nos indica que el Loco es un Arcano fundamentalmente “aéreo”, y por tanto alude al nivel intelectual o de pensamiento.

También su cinto y sus botas son amarillos, y esto quiere decir que en su viaje le guiará la consciencia iluminada.

La pluma roja es símbolo de auto-renovación, mientras que la rosa blanca que sujeta en la mano es otro símbolo de pureza y de renacimiento, pues no olvidemos que el viaje del Loco es cíclico, y por tanto acaba de renacer para volver a hacer su viaje. Como acaba de nacer, es puro, una tabula rasa sin experiencia; aún no ha aprendido nada de la vida. Por eso también señala el hecho de que el Loco puede convertirse en cualquier cosa con el tiempo y las experiencias que viva.

Tiene la mirada perdida, lo cual quiere decir que no tiene un objetivo, no sigue una dirección fija: su camino es todos los caminos.

Lleva una corona de laurel en la cabeza, y es que el Loco acaba de completar su viaje y comienza victorioso el siguiente. Para ello, porta una bolsa atada a un palo que carga sobre los hombros, lo cual alude a su fuerza de voluntad. La bolsa es bien pequeña, pues para hacer este viaje apenas necesita llevar una pequeña parte de su memoria que le permita “despertar” en el momento adecuado, recordando cuál es su esencia y completando así el camino del autoconocimiento.

El precipicio es lo desconocido y también posibles riesgos. Además, camina hacia la izquierda, que es el lado femenino y simboliza el inconsciente. Esto, junto con la simbología ya comentada, apunta al inicio de un viaje de transformación y autoconocimiento.

El perrito blanco que le acompaña puede significar varias cosas. Puede ser un seguidor fiel e imitador suyo, lo cual apunta a la capacidad camaleónica del Loco de adoptar cualquier forma. La otra versión es que trata de avisar al Loco del peligro del barranco, en cuyo caso representaría el instinto de conservación o la conciencia. Sin embargo, la primera teoría parece más plausible debido al color del perro: blanco, un color asociado a la ausencia de color, que puede ser rellenado por cualquier otro.

El sol blanco representa a Kether, la primera sefira del Árbol de la Vida donde se inicia la creación y donde aún no existe la forma. El Loco procede de allí, y en su viaje recorrerá todo el árbol, viviendo la experiencia de cada sefira y cada sendero.

Es remarcable el hecho de que los tres elementos blancos, el sol, la rosa y el perro, se encuentren a la derecha, y que todos ellos indiquen ausencia de forma, mientras que el Loco se dirige hacia la izquierda, que es donde se encuentra el Pilar de la Severidad en el Árbol de la Vida, cuyas sefirot tienen relación con las formas.

Las montañas siempre son indicativo de esfuerzo, de importantes retos y altas aspiraciones, y presagian las dificultades a las que se va a enfrentar el viajero.

En resumen, tenemos un ser que es energía pura pero sin experiencia, que inicia un viaje peligroso para adquirir la sabiduría que le permita terminarlo, y que su principal característica es que, al no estar definido, puede imitar cualquier forma. De hecho, en la baraja francesa, el Loco es el único Arcano mayor que sobrevivió, y lo hizo como el Joker, el comodín que puede sustituir cualquier carta. 

Nombre

El nombre del Arcano puede hacer referencia a que aún no se ha definido su energía, y, como un loco, va dando tumbos sin dirección. También que va derecho al precipicio y aún así se muestra feliz, o no es consciente de ello. En francés se conoce como mat, y en inglés fool; ambas palabras hacen referencia además a un bufón, el cómico que hace reír con sus idioteces a reyes y cortesanos. Por eso, fool también significa “tonto”. En latín es morio, que viene del griego μωρóς, que significa “insípido”; insípido, a su vez, significa que “no sabe”, verbo que proviene del latín sapere, y este a su vez, del griego σοφóς “sabio”. Así pues, el loco es el que no sabe, y para saber debe iniciar su viaje; pero, además, da la casualidad de que morio también significa “muero”: el Loco debe “morir” muchas veces durante su viaje para reencarnarse en el siguiente Arcano.

Numerología

El Loco es un Arcano que en otros mazos, como el de Marsella, no tiene número. En el Rider-Waite se le da el 0. Ambas versiones son equivalentes, pues el 0 es la nada, algo sin forma. Para nosotros, que vivimos a través del mundo material, que algo no tenga forma significa que no existe; pero en realidad, se trata de una forma de vida que aún no se ha manifestado. El círculo que lo representa da idea de algo cíclico, sin principio ni fin; la relación del cero con el infinito se constata también al dividir cualquier número por cero. Además, el cero es el único número que al añadirlo a otro se convierte en ese otro, lo cual concuerda con la capacidad del Loco de adoptar otras formas.

Astrología

Urano es el planeta que corresponde a este Arcano, enfatizando en él la intuición, esa parte de nuestro supraconsciente que hoy en día tenemos demasiado adormecida bajo el dominio de la razón y la exaltación de la conciencia. El viaje que pretende iniciar el Loco solo se puede completar haciendo uso tanto el consciente como el inconsciente. Desde el momento en el que renunciamos a una parte de nosotros mismos, somos seres incompletos; hoy, como resultado de un movimiento cultural como fue la ilustración, que despreció para siempre todo aquello que escapara a la razón, despreciamos todo aquello que es extraño a los sentidos y a nuestra mente consciente, usamos de una manera desproporcionada el hemisferio izquierdo del cerebro y estamos invadidos por la dictadura del método científico, que, igual que antaño la Inquisición, anda a la caza de ideas herejes que no se ajusten a su credo. Por eso, nos encontramos mutilados y somos incapaces de darnos cuenta de que nuestros cinco sentidos no pueden abarcar toda la mastodóntica complejidad del universo. No en vano, en contraposición a la inteligencia analítica de Mercurio, Urano es el planeta de la inteligencia sintética, la necesaria para escribir poesía y resumir una gran variedad de conceptos en un símbolo.

Este tipo de inteligencia es el de los grandes inventores y personajes que han revolucionado la humanidad, y que en su tiempo a menudo fueron tildados de locos. También se suele tachar de loco al que inicia el camino del autodescubrimiento, pues a menudo tiene que hacer sacrificios a los que casi nadie está dispuesto, como renunciar a su riqueza o vivir en un retiro espiritual. En el diccionario de la R.A.E. se puede leer que loco es el “que ha perdido la razón”. Como vemos, la razón siempre es la que manda: si no te riges por ella, caes en la locura; por tanto, el intentar encontrar un equilibrio entre razón e intuición también nos llevará a la locura. En ese sentido, el Loco nos está transmitiendo, a nivel superficial, el mensaje de que hay que convertirse en un loco para llegar a la sabiduría; pues, como dijo William Blake, poeta y pintor inglés, “si el loco persistiera en su locura, se volvería sabio.”

En fin, aquello que llamamos locura es lo que se sale de la normalidad, y en esta se encuentra el uso incondicional de la razón. Sin embargo, la razón nos adormece y hace casi imposible ese despertar de la conciencia iluminada; por todo eso, el viajero que está a punto de emprender el viaje del autoconocimiento es el Loco. No podía ser de otra manera.

Alquimia

Este Arcano está asociado al elemento aire. El aire es flexible y adaptable, y introduce fácilmente por todos los orificios y llega a todas partes. Estas cualidades proporcionan al Loco el poder de adaptarse a cualquier cambio, y la curiosidad que le hace avanzar en su viaje dando siempre un paso más allá en busca de la perfección.

El aire también es el elemento del intelecto, y por tanto también de la falta de intelecto: la idiotez. Ya hemos comentado que el Loco se puede entender como un bufón que hace idioteces, o simplemente como un idiota, alguien que no razona, con todo lo que ello conlleva: puede referirse al hecho de que el Loco está vacío de conocimiento y ha de emprender el viaje para cargarse de sabiduría, aunque ese conocimiento ya lo tiene dentro de sí, pues acaba de completar el viaje, solo que debe acceder a su conciencia iluminada para recordarlo; o puede referirse a que el hecho de apartarse de la rutina y dedicarse al camino del autoconocimiento hará que los demás piensen que has perdido la razón.

El aire simboliza el temperamento sanguíneo en la teoría de los humores. El sanguíneo disfruta de la vida, suele adoptar un papel activo, se adapta fácilmente a los cambios de ambiente, se deja llevar más por los sentimientos que por la reflexión y se considera muy extrovertido.

Sendero

El Loco corresponde al sendero 11, que une Kether con Chokmah. Representa el origen de todo, el momento en que solo puede percibirse la divinidad. El hombre es el único que puede acceder a esta revelación, a través de la mayor conciencia de Sí mismo. La mente debe ser libre y abierta para adentrarse en lo desconocido y adquirir una comprensión inexplicable de sí mismo y la divinidad. Se trata de una experiencia mística que se vive con un todo integrado: cuerpo, alma y mente.

Interpretación

Por lo general, este Arcano representa la energía del consultante, e indica que está ilusionado por algo y tiene la energía suficiente para emprender lo que quiera que sea. Por encima, siguiendo su mirada, se encuentran sus sueños, sus ideales, aquello que quiere alcanzar; por debajo está el abismo, los peligros a los que debe hacer frente en su empresa. El Loco está al principio del camino y no sabe muy bien hacia dónde ir.

También se puede referir al niño interior, el auténtico ser, la esencia del consultante, el que inconscientemente sí que conoce el camino y guía a sus instintos o a su ego, que es el perro. Cuando uno se encuentra con el niño que fue, el ego baila al son de ese niño.

Un aspecto negativo es la desorientación: el niño está lleno de energía, pero necesita una guía. Se puede tirar otra carta que indique de qué naturaleza es la guía que necesita el consultante.

Si señala a otra persona denota irresponsabilidad e inconsciencia, pero no tiene por qué ser fruto del egoísmo, sino consecuencia de ser un espíritu libre. También hacia dónde dirige sus esfuerzos e ilusiones (la carta a su izquierda) y qué abandona o de qué huye (la carta a su derecha).

Otras divisiones

Aunque el triple septenario es la división más importante, existen muchas otras posibles, ya que los Arcanos mayores, al ser arquetipos, se prestan a la relación mediante comparación y se pueden establecer entre ellos asociaciones de todo tipo. Vamos a ver algunas de ellas para seguir dotando de significado a cada Arcano. Una vez que se familiarice con los Arcanos, el lector puede establecer sus propias relaciones entre ellos, lo cual es una excelente manera de interiorizar los distintos núcleos de unión en torno a los cuales gira el amplio abanico de significados asociados a cada arquetipo.

Tríadas o ciclos

Esta división está directamente relacionada con la septenaria que vimos en el Viaje del Loco. Tomando los Arcanos de cada etapa que coinciden ordinalmente (esto es, los primeros de cada septenario, luego los segundos, etc.), formamos tríadas o ciclos que guardan relación con respecto a un tema central del Viaje del Loco en su versión social, mental y espiritual. Los llamamos ciclos porque, al igual que el viaje, son fenómenos de carácter periódico.

Los Arcanos de cada tríada están separados uno del siguiente por el número siete, que es un ciclo perfecto: 7 días, 7 notas, 7 colores del arco iris, 7 planetas de la astrología. El siete también es un número de acción, de movimiento, pero siempre orientado a un objetivo, lo cual concuerda con los tres septenarios del Viaje del Loco.

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El primero es el ciclo de la elección, formado por el Mago, la Fuerza y el Diablo. El mago tiene en sus manos todos los componentes necesarios para realizar su obra, pero tiene que elegir un camino; en este momento es un todo en potencia, pues todo es posible, y de ahí el símbolo de infinito sobre su cabeza, pero para avanzar se ve en la obligación de decidir qué camino recorrer, desechando infinidad de ellos. La Fuerza controla los impulsos que nos impiden ver el camino con claridad; es la compañera inseparable del mago, pues domina al león, que representa la dificultades y obstáculos que se nos presentan, inherentes a nuestras decisiones. La Fuerza retiene al león, que es el ego del Mago, para impedir que este influya en sus decisiones y que estas se limiten a lo material, permitiéndole ir más allá. Pero en el Diablo, la Fuerza y el Mago aparecen encadenados, indicando que hemos hecho de nuestra propia decisión una cárcel en la que nos encontramos a gusto; nuestro camino nos ha atrapado convirtiéndose en un laberinto y creándonos la ilusión de que no tenemos elección.

Si se observan secuencialmente, cada Arcano del ciclo de la elección es más restrictivo que el anterior: de la libertad de elección más absoluta pasamos a anular las elecciones influenciadas por el ego, para terminar atrapados por nuestra propia elección. Sin embargo, también secuencialmente la duda va desapareciendo, pues al principio las infinitas posibilidades nos abruman, después las limitamos, y por último seguimos un camino sin plantearnos el desviarnos por alguna de sus ramificaciones.

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Le sigue el ciclo de la conciencia o ciclo de la duda, en el cual se busca la Verdad dentro de sí mismo, mediante la introspección: de la reflexión nace la duda, y de esta se llega a la respuesta que destruye las falsas concepciones que habían arraigado en nuestro interior. Muchos ven en la Sacerdotisa a Mnemosina, la Memoria, madre de las musas, que nos dio el don de atesorar todos nuestros recuerdos, experiencias y pensamientos y recuperarlos a voluntad a pesar del paso del tiempo. Puesto que somos la obra del Creador y estamos dotados, como él, de Pensamiento y Palabra, dentro de nosotros se encuentra la Verdad, de manera que, reflexionando, podemos llegar a ella. El Ermitaño camina en busca de la Verdad empuñando sus ideales, con los que alumbra el camino y en los que se apoya durante su búsqueda. Con sus ojos cerrados indica que no busca la respuesta fuera de él, sino en su interior; por eso está en la cumbre de la montaña, aislado y concentrado en pensamientos elevados que provienen de sí mismo. Finalmente llega la respuesta, la duda se deshace y nuestras falsas ideas, sólidamente cimentadas, que defendíamos a ultranza, caen como una torre derribada por el rayo de la Verdad, que rompe nuestros férreos esquemas y nos proporciona una nueva visión que nos permite crecer espiritualmente; pues la Torre es el pensamiento estricto, inflexible, que se ha solidificado impidiendo que nuestra mente se abra y tengamos en cuenta otros puntos de vista.

Cada Arcano es más desapacible que el anterior, lo cual simboliza el sufrimiento psíquico que acarrea la duda: desde la serenidad de la Sacerdotisa pasamos a la crisis del Ermitaño para terminar con la destrucción de la Torre. Esta secuencia refleja el hecho de que para resolver una duda es necesario destruir las falsas creencias y no encerrarse en ideas fijas: el fuego del rayo, el elemento más sutil, vence al más concreto y menos adaptable.

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El tercero es el ciclo de la creación: la Emperatriz es la Madre Naturaleza en torno a la cual se produce una explosión de vida; se la relaciona con Venus, diosa que imbuye en todos los seres la capacidad y voluntad de reproducirse, y con Ceres, diosa de la fertilidad. Pero la creación va más allá de la vida material: se pueden crear ideas, incluso sentimientos a través de la música y otras artes. Sin embargo, no todo lo nuevo sobrevive lo suficiente como para consolidarse y convertirse en creación de pleno derecho, ya que todo se ve sometido al giro de la Rueda de la Fortuna, que nos pone a prueba cambiando continuamente la suerte para comprobar hasta qué punto nos adaptamos al cambio; mas, aun cuando todo fluye en aparente caos, en realidad hay un orden superior que permite que la creación se mantenga a través del cambio y la adaptación que se observan en las leyes naturales. Nuestras creaciones (hijos, ideas, proyectos, etc.) son un jardín que debemos cuidar como la hace la Estrella, que modela el poder creativo del universo para hallar en él la belleza y cultivarla.

El siguiente ejemplo servirá para entender mejor esta secuencia: el escritor tiene algunas ideas (la Emperatriz) acerca de una novela, pero estas aún están en estado embrionario, no tienen forma ni estructura. Pero mientras más vueltas les da (la Rueda de la Fortuna) más se van consolidando, hasta que finalmente cobran cuerpo aquellas que resultan provechosas y se adaptan al proyecto, mientras que las demás son desechadas o sustituidas por otras mejores. Entonces el escritor comienza a escribir su libro (la Estrella) intentando plasmar en él todas sus ideas, y poco a poco va desarrollando la historia hasta que consigue terminarla. Hemos pasado de la semilla (la Emperatriz) abriéndose camino en el subsuelo (la Rueda de la Fortuna) al árbol completo (la Estrella).

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Llegamos al ciclo del poder, en el que el Emperador se sienta en su trono y desde él dirige y gobierna, dando orden y estabilidad a la Creación. Y para que no haya exceso de poder y el Emperador se convierta en un tirano que paraliza el desarrollo de la Creación en el mundo material, la Justicia se sienta a su lado y juzga sus acciones de gobierno con la balanza, castigando y destruyendo con la espada los excesos. No obstante, el Emperador lleva una armadura, y a veces se opone a la Justicia; si la vence, el resultado es la Luna: bajo la apariencia de un sol, brilla  la luna y su mundo de apariencias, en el que se instala el Emperador para hacer creer que es un buen líder cuando está practicando el despotismo; así, mantiene engañado al pueblo y lo absorbe proyectando el reflejo de lo que el pueblo espera que sea un buen gobernante.

Son dos versiones distintas del poder, situadas cada una a un lado de la Justicia, que es el equilibrio. Visto de otra forma, el Emperador da orden y estructura a las cosas para que puedan funcionar; la Justicia modera ese orden, ya que su exceso puede secar y estancar aquello que pretende organizar; y la Luna crea solo una ilusión de orden, practicando el poder por el poder.

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El siguiente es el ciclo de la iluminación, muy relacionado con la doctrina cristiana, pero aplicable a cualquier religión o filosofía de la iluminación, como el budismo y el zen. La tríada la forman el representante de Cristo en la Tierra (el Hierofante), el propio Cristo (el Colgado) y Dios Padre (el Sol), entendido como Padre cósmico. El Hierofante es el primer peldaño; él, a través de la palabra, adoctrina a sus discípulos en la teoría de la iluminación, pero esta, en realidad, no se puede explicar con palabras y no se puede alcanzar a nivel teórico. El Colgado da un paso más allá y practica el camino de la iluminación: renuncia a todo lo que le ata al mundo material y se deja vencer, porque solo así puede experimentar la Verdad y alcanzar el estado de conciencia superior que le permitirá la unión con Dios; y lo consigue, pues un halo, un pequeño sol, irradia de su cabeza. El último peldaño es el propio Padre cósmico, el Sol, que proporciona el estado de pureza necesario para alcanzar la conciencia superior simbolizado por el niño en el que se ha convertido el Colgado; este ha vuelto a nacer con una nueva conciencia iluminada.

Es curioso que aparezcan personajes cada vez más jóvenes: primero, el sacerdote maduro, maestro del verbo, que entiende y explica lo que es la iluminación pero nunca la alcanzará solamente hablando sobre ella; segundo, el joven sacrificado, que permanece en silencio y así comienza a experimentar la iluminación; y por último, el niño y su inocencia, que avanza victorioso, pero sin que esa victoria conlleve la derrota de rival alguno excepto la del propio ego.

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Estos tres Arcanos forman el ciclo de la existencia: nacimiento, muerte y resurrección. También tiene reminiscencias cristianas, con Adán y Eva, primeros seres humanos, cuya unión representa la vida, y que posteriormente son expulsados del Paraíso al Reino de la Muerte, pero al final de los días, con la llegada del Juicio Final, llega la redención y el perdón para todos. La tríada representa la transformación de la energía vital, que primero se concreta en el hijo que tienen los Amantes al unirse, luego su forma física caduca con la Muerte, y después renace bajo una nueva forma en el Juicio.

Obsérvese que cada vez hay más personajes: en los Amantes son tres, cinco en la Muerte (aunque vivos quedan solo tres) y siete en el Juicio; o dos, cuatro y seis, si no contamos a los ángeles y a la propia muerte y tenemos en cuenta solo a las personas que aparecen. Resulta curioso que 2+2 = 4, y 4+2 = 6; es decir, cada Arcano es una evolución del anterior, lo cual quiere decir que la Muerte es parte del proceso de la vida, que además no acaba ahí, porque es el Arcano central.

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El último es el ciclo de la perfección, formado por los Arcanos que cierran cada una de las etapas del viaje del Loco. El primero que busca dicha perfección activamente es el joven del Carro, que parte en busca del éxito, pero este lo entiende como una competición de egos y cree que la perfección solo es posible siendo mejor que otros. Después llega la Templanza, que representa la entereza para enfrentarse a las dificultades y sobreponerse a los fracasos; en ella se observa ya un equilibrio de sus propias energías, representadas el fluido que intercambia entre las copas: ya no las orienta hacia el exterior, como lo hacía el joven del Carro, sino hacia sí mismo, dando a entender que tú mismo eres tu mayor enemigo, y que solo equilibrando tus energías puedes ser feliz. Y, por último, la perfección tiene lugar en el Mundo, que representa la plenitud, el nacimiento del ser perfecto.

Obsérvese que, a simple vista, el personaje de cada Arcano va adoptando cada vez una forma más femenina, pero en realidad lo que adopta es una forma andrógina, pues la perfección pasa por no identificarse con una energía concreta (masculina o femenina) y albergar ambas en la misma medida.

Pares antónimos

Hemos visto en el viaje del Loco que la sucesión de los Arcanos mayores guarda cierta lógica que tiene que ver con el significado primordial de los arquetipos que representan: al comienzo le sigue la reflexión, después la creación, los puntales de la obra, la mirada más allá de las formas, etc. Pero si se observa cada Arcano con respecto al siguiente, también dan sensación de oposición. A continuación se ofrecen pares de palabras antónimas para cada par de Arcanos, que ayudarán a hacerse una idea de la forma en la que los Arcanos oponen sus arquetipos.

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energía dispersa – energía concentrada

todas las direcciones – una dirección

ser - hacer

imitar – ser único


ar01ar02

acción – reflexión

el acto – la espera

conocimiento – sabiduría

inteligencia - intuición


ar02ar03

incubar - crear

castidad – promiscuidad

pensar – materializar

distante – amorosa


ar03ar04

anarquía – orden

amabilidad – inflexibilidad

fluidez – rigidez

efímero – duradero


ar04ar05

material – espiritual

inmovilidad – expansión

el no – el sí

aquí – allá


ar05ar06

teoría – práctica

la idea – el ser, lo real

grupo – pareja

identidad grupal – unión íntima


ar06ar07

dependencia – autonomía

proyecto en común – metas personales

simbiosis – conquista

unión – separación


ar07ar08

ímpetu – calma

ambición – autodominio

lucha exterior – lucha interior

oponerse a los demás – oponerse al ego


ar08ar09

seguridad – duda

equilibrio – crisis

control – guía

solución – problema


ar09ar10

prudencia – locura

quietud – movimiento

estancamiento – fluidez

reflexión - acción


ar10ar11

caos – orden

adaptabilidad – rigor

indisciplina – disciplina

azar – causa y efecto


ar11ar12

seguir las reglas – dejarse llevar

lucha – rendición

juzgar – ser juzgado

perfeccionismo – humildad


ar12ar13

situación en suspenso – actividad transformadora

anudar – deshacer el nudo

sufrimiento – fin del sufrimiento

crisálida – mariposa


ar13ar14

poda – regeneración

lo inexorable – lo remediable

transformación – imperturbabilidad

muerte – curación


ar14ar15

equilibrio – desequilibrio

virtud – pecado

bienestar espiritual – placer material

elevación – descenso


ar15ar16

esclavitud – libertad

sumisión – rebelión

oscuridad – fogonazo

placer – dolor


ar16ar17

destrucción – reconstrucción

tensión – paz

ruina – esplendor

incertidumbre – esperanza


ar17ar18

dar – recibir

influir – ser influido

orientación – ocultismo

sembrar – recoger


ar18ar19

sueño – realidad

noche – día

doblez – sencillez

reflejar – irradiar


ar19ar20

nueva construcción – obra completa

reconciliación – perdón

amanecer – despertar

regresar – ser llamado


ar20ar21

liberar - encerrar

resucitar - renacer

familia – ser andrógino único

estar – ser


ar21ar00

terminar – empezar

óvulo – espermatozoide

estar protegido – estar expuesto

constancia – inconstancia

 

Relación por reducción teosófica

La reducción teosófica consiste en reducir a un solo dígito las cifras que entran en la composición de un número dado mediante la suma de sus dígitos. Por ejemplo, el 10 puede reducirse a 1, ya que 1+0 = 1; el 89 puede reducirse a 8, pues 8+9 = 17 y 1+7 = 8; etc. Así, la reducción teosófica nos muestra inmediatamente que todos los números se reducen a los nueve primeros dígitos de la serie natural.

Cada número del 1 al 9 tiene un significado dentro de la cábala y la filosofía pitagórica. Se supone que todas las cartas que corresponden al mismo número por reducción teosófica guardan relación con su significado.

1: el Mago, la Rueda de la Fortuna y el Sol.

El 1 es la potencialidad, el comienzo, la energía sin experiencia, así como la potencia necesaria para acometer una empresa y la fuerza de voluntad que lleva al individuo a ejecutar acciones que requieren esfuerzo y trabajo. Representa a la semilla que se convertirá en árbol.

El tema de la potencialidad es claro en el Mago, que es el Arcano de los comienzos, y en la Rueda de la Fortuna, que representa un universo cambiante en el que todo es posible. La fuerza de voluntad se expresa en el Sol, pues gracias a ella y al trabajo duro se llega a la iluminación.

2: la Sacerdotisa, la Justicia y el Juicio.

El 2 es la gestación, la acumulación de energía en un espacio protegido, un estado estable que se prepara para la eclosión. También es la inteligencia creadora, la gran energía espiritual que empuja a crear obras. Por último, aquí se presenta la idea de la dualidad, el ser y el no ser. Representa a la semilla bajo tierra.

El estado de gestación y acumulación es próximo al de la reflexión que se da en la Sacerdotisa, pues ella incuba las ideas que darán paso a la creación en la Emperatriz. En la Justicia se observa la dualidad entre el ser y el no ser, ya que ella le da a cada cual lo que le corresponde, ya sea dando o quitando. El Juicio es otro estado de gestación, ya que ese Arcano conlleva la idea de la resurrección después de la muerte.

3: la Emperatriz, el Colgado y el Mundo.

El 3 es la explosión creativa, acción sin experiencia, sin conocer el objetivo; pero también energía destructivo en cuanto a que limita para dar forma, eliminando lo que no sirve. Representa el momento en que germina la semilla.

La parte creativa se expresa claramente en la Emperatriz, mientras que la destructiva se ve en el Colgado, que debe sacrificarse y dejar de lado todo aquello que no es él para renacer con una conciencia superior. En el Mundo asistimos al nacimiento del ser superior, para lo cual ha sido necesario la actuación de ambas energías: creativa, para darle su esencia, y destructiva, para eliminar lo superfluo.

4: el Emperador, la Muerte y el Loco.

El 4 es la unión de contrarios, y por tanto la estabilidad, el equilibrio; la acción se consolida y se establece en la seguridad. Es también la construcción y la expansión, pero esta se puede tornar destructiva si no se le pone límite. Representa al árbol ya formado.

De la estabilidad que proporciona el Emperador, que trata de expandir su imperio y darle equilibrio, llegamos a las consecuencias negativas de esto en la Muerte, en la que lo estable se estanca y muere al carecer de capacidad de adaptación. Al Loco se le suele asignar la posición 22 entre los Arcanos mayores, y participa de esa energía optimista y expansiva, aunque sin la estabilidad y el equilibrio que le da el Emperador.

5: el Hierofante y la Templanza.

El 5 es una mirada nueva, una transición que disuelve la estabilidad hacia nuevos horizontes, una crisis que dará origen a la elección o la definición. También es el coraje necesario para enfrentarse a los propios errores con el fin de superarlos. Representa al periodo previo a la floración.

El Hierofante aporta una mirada nueva al Emperador señalándole mundos más allá del material, y la Templanza aporta entereza para dar el paso antes de tomar una decisión.

6: los Amantes y el Diablo.

El 6 es el descubrimiento y contemplación de la belleza que se buscaba, pero en ella también se esconde el orgullo. También es la capacidad de conexión. Representa la floración, que a su vez anuncia la eclosión del fruto.

Los Amantes experimentan la belleza a través de la unión, pero en el Diablo esta belleza se ha vuelto demasiado material y puede volvérseles en contra.

7: el Carro y la Torre.

El 7 es la acción en el mundo, pero a diferencia del 3 es una acción con experiencia y con un objetivo, basada en un principio, joven por su energía pero madura por su experiencia. Representa al árbol que comienza a dar fruto.

Tanto en el Carro como en la Torre vemos dos versiones de esta energía de acción: la victoria y la derrota.

8: la Fuerza y la Estrella.

El 8 es la perfección, un estado que no se puede mejorar y de total receptividad. Representa el fruto completamente formado.

La Fuerza domina al ego en un estado perfecto de armonía espiritual, y la Estrella cuida de su jardín y pone en él todo su esfuerzo orientado a alcanzar la belleza, que es la perfección.

9: el Ermitaño y la Luna.

El 9 es la crisis de transición en la que se abandona la perfección para entrar en un nuevo mundo. Representa a la fruta ya madura y a punto de caer.

La búsqueda del Ermitaño se debe a la crisis que experimenta al descubrir que existe un estado de conciencia superior más allá del dominio del ego, mientras que la Luna trata de la transición de la ficción a la realidad.

Todas estas relaciones entre los Arcanos, y otras más, las veremos con más detalle cuando los examinemos uno por uno.